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Mi experiencia

Amparo Otero Alonso

"Una historia de superación en la mejor compañía"

07/02/2018

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Si tuviese que definir mi paso por la Fundación Érguete sería “una historia de superación en la mejor compañía” El rumbo de mi vida cambió el día que crucé la puerta de Erguete. Mientras avanzaba por el pasillo me preguntaba qué hacía yo allí, sino me habría equivocado de lugar? Con el tiempo pude descubrir que fueron los pasos más acertados que podía dar en aquel momento. Trabajar en la Fundación cambió radicalmente mi vida. Supuso renacer de las cenizas cual ave Fénix. Tuve la ocasión de demostrar cuanto potencial había en mí, y en más de una ocasión la primera sorprendida fui yo. Cuando se trabaja orientando y dando apoyo a los demás es uno mismo quien más acaba recibiendo. Fueron muchos los usuarios con los que tuve contacto y cada uno de ellos aportó una experiencia nueva a mi vida. Es muy gratificante encontrarme con algunos de ellos por la calle, que aún recuerdan mi nombre y rememoran con cariño los momentos que compartimos. Poco saben ellos que los logros que iban alcanzando con el granito de arena que yo podía aportarles a mi me hacía crecer como persona y como profesional. Gracias a la confianza que en la Fundación Érguete a través del programa Incorpora depositaron en mí pude recuperar la estima personal y profesional que creía perdida. En mi búsqueda posterior de empleo, consciente de que mi paso por Érguete era algo temporal y que ese ciclo se cerraba para dar paso a nuevas oportunidades, las entrevistas de trabajo las he enfrentado tranquila, convencida de ser la mejor candidata para el puesto por formación y por experiencia y si no saben verlo están perdiendo una gran profesional. Hoy puedo decir que mi situación laboral y personal es excelente y gran parte se lo debo a las personas que trabajan en Érguete, todas ellas están hechas de una pasta especial. Son magníficos profesionales e inigualables personas. Siento un enorme orgullo de haber formado parte de la gran familia de Érguete y haber tenido la ocasión de contribuir al proyecto de Carmen Avendaño. Gracias a Silvia por ser la primera en creer en mí, a Juan y Ana Álvarez por la oportunidad, a Ana Pascual por ser compañera, maestra y amiga para siempre. Gracias a las mejores compañeras (Rebe, Rosana, Sole, Marta, Charo, María, Gael, Deli……) a Ramón que era la primera cara que veía cada mañana, mi primer “buenos días “y la primera sonrisa a pesar de todo lo que nos rodeaba y las gracias mas especiales para Lupe y Manolo que me recibieron con los brazos abiertos.


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