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© FEI | 27/03/2024 | Clara Zetkin

Clara Zetkin, la principal impulsora del Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Periodista, oradora, maestra... la comunista alemana fue, por encima de todo, una incansable revolucionaria y luchadora por los derechos de las proletarias

29/03/2024

El 17 y 18 de agosto de 1907, cincuenta y nueve delegadas de quince naciones del mundo se reunían en Stuttgart (Alemania) en defensa de la emancipación de la clase obrera, el antimilitarismo y la internacionalización del socialismo: nacía en ese momento lo que hoy conocemos como la Internacional Socialista de Mujeres, movimiento que reivindicaría los derechos de las trabajadoras y el papel de estas en la lucha obrera. Ya en esta Primera Conferencia Internacional destacaría la labor de una de las dirigentes comunistas más reconocidas de todos los tiempos: Clara Zetkin, que sería elegida por las presentes como Secretaria Internacional de la Mujer. Tres años más tarde, en 1910, Copenhague (Dinamarca) era la ciudad escogida para albergar la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la que la propia Zetkin presentaba, ante las ya más de cien delegadas participantes, la propuesta de conmemorar el día Internacional de la Mujer Trabajadora, en memoria de todas las mujeres que, durante los siglos XIX y XX, se manifestaban contra las terribles condiciones laborales que sufrían y en defensa de la consecución del voto femenino universal y la igualdad de derechos.

Clara Eissner nació el 5 de julio de 1857 en Wiederau, Alemania. Mientras cursaba sus estudios de profesorado en la ciudad de Leipzig, conoció al que sería su primer marido, el revolucionario ruso Ossip Zetkin del que, pese a su ferviente reivindicación de los derechos de las mujeres, adoptaría el apellido con el que pasaría a la historia.

Al finalizar sus estudios, Clara entró en contacto con el movimiento obrero, afiliándose, ya en 1878 al Partido Socialista de los Trabajadores, cuyas actividades serían prohibidas en Alemania poco después. Zetkin se exilió entonces en Suiza, donde conocería a importantes figuras del movimiento socialista, hasta su vuelta a Alemania con el levantamiento de la prohibición, en 1890, para organizar la sección femenina del partido.

Entre 1892 e 1917, dirigió el periódico Die Gleichheit (La Igualdad), donde se recogieron durante años las reivindicaciones del movimiento socialista femenino internacional. Tanto en sus páginas como a través de sus discursos, Zetkin defendió fervientemente la lucha del proletariado y el papel de las mujeres en esta:
La proletaria ha conquistado su independencia económica, pero como persona, como mujer, y como esposa, no tiene la menor posibilidad de desarrollar su individualidad. Para su tarea de mujer y de madre sólo le quedan las migajas que la producción capitalista deja caer al suelo”. (Extracto del discurso Sólo con la mujer proletaria triunfará el socialismo, pronunciado por Clara Zetkin el 16 de octubre de 1896 en el Congreso de Gotha del Partido Socialdemócrata de Alemania).

Pero Clara Zetkin tuvo también un importante papel –aunque menos conocido-, en la defensa de una educación igualitaria que, para ella, era fundamental en el proceso de liberación de la humanidad y la construcción de una sociedad más justa. Por ello, apoyó la necesaria implicación de las niñas y niños, a través de su educación desde la familia proletaria, en el desarrollo político y social, y clamó contra el trabajo infantil explotador. En este sentido, luchó por el establecimiento de la enseñanza gratuita, la creación de escuelas especiales para niños y niñas con discapacidad, la inclusión del deporte y la alimentación en las escuelas, la mejora de la remuneración del profesorado, la eliminación de las clases de religión en el sistema escolar, etc.

Con la entrada de Alemania en la Gran Guerra, Zetkin participó también en las protestas para detener el conflicto, lo que la llevaría a ser encarcelada en numerosas ocasiones. Posteriormente, tras la conocida como Revolución de Noviembre de 1918, con la que se constituía la República de Weimar, Zetkin pasó a formar parte del primer Comité Central del Partido Comunista de Alemania, al que representó en el Reichstag (parlamento alemán) entre 1920 y 1933.

A los 75 años, como miembro de mayor edad de la institución, presidió la apertura de sesiones de la cámara, desde donde, a pesar de estar ya enferma, utilizó todas las fuerzas de las que disponía para pronunciar un último alegato de unión contra el nacionalsocialismo. Pese a su trabajo y al de otras muchas personas comprometidas contra el nazismo, Hitler llegaba al poder en 1933. Zetkin se vio entonces obligada a exiliarse nuevamente, esta vez en la URSS, donde moriría poco después, (el 20 de junio de ese mismo año), siendo enterrada en un funeral multitudinario al que acudirían los más destacados líderes comunistas de la época.

Clara Zetkin ha pasado a la historia por su defensa de la revolución proletaria, la educación, el antimilitarismo y los derechos de la clase obrera. Pero, por encima de todo, destaca su impetuosa lucha por los derechos y la organización de las mujeres obreras. En sus propias palabras, “la inclusión de las grandes masas de mujeres proletarias en la lucha de liberación del proletariado es una de las premisas necesarias para la victoria de las ideas socialistas, para la construcción de la sociedad socialista”.

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